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Las varices: sus causas, prevención y tratamiento

marbella tratamiento de varices

El ser humano es el único animal que padece varices. Y esta circunstancia se debe a su forma de caminar erguido sobre las dos extremidades inferiores. Esta dolencia posee un componente hereditario fundamental, pero patologías como el sobrepeso y un estilo de vida sedentario agravan sus síntomas. Afortunadamente, los avances tecnológicos han facilitado mucho su diagnóstico en los últimos años.

Es el caso del Eco-Doppler en color que Hospital Ochoa tiene a disposición de sus pacientes aquejados de insuficiencias venosas. El alivio de las varices es posible.

¿Qué son las varices?

Son dilataciones venosas producidas por el gradiente de presión que provoca que estos vasos sean incapaces de lograr un retorno eficaz de la sangre hacia el corazón.

¿Por qué aparecen?

Tienen un origen fundamentalmente genético. Esto quiere decir que las personas heredamos de nuestros padres unas venas de mejor o peor calidad. Si es una vena sin defectos es capaz de mantener la presión y no se dilata.

También influye en la aparición de varices el sistema valvular de las venas. Si las válvulas no pueden cerrarse correctamente la sangre refluye por la fuerza de la gravedad y ese aumento de presión dilata la vena.

¿Qué tipos de varices existen?

Las varices se dividen en cuatro tipos:

  1. Grado I. También se las denomina arañas vasculares o varículas y se caracterizan por ser muy finas y de color violáceo. Suelen entrañar un problema meramente estético aunque algunas veces provocan pesadez de piernas.
  2. Grado II. Son más visibles y producen: cansancio en las piernas, hormigueos, calambres y dolores, e incluso sensación de calor o picores en la zona.
  3. Grado III. Las venas están más dilatadas por lo que los síntomas son más graves. Las piernas tienden a hincharse y puede existir cambio de pigmentación cutánea.
  4. Grado IV. Son las más graves. Son muy frecuentes las úlceras y zonas eczematosas.

¿A quiénes afectan en mayor medida las varices?

Uno de los componentes existentes en el problema de la insuficiencia venosa tiene que ver con las hormonas. Los estrógenos y la progesterona son los responsables de la dilatación de estos vasos sanguíneos, por lo que la mujer sufre este problema más que los hombres en una proporción del 65% contra el 35%.

Los embarazos son el principal factor de riesgo para la aparición de varices y el que más daña las venas. Durante esos meses ocurren dos fenómenos:

  • Mecánico: Cuando el feto va aumentando de tamaño oprime la vena cava contra la columna vertebral. Este vaso sanguíneo es vital para que el corazón reciba la sangre de las piernas.
  • Hormonal: Aumentan los niveles de progesterona y con esta subida las venas se debilitan.

Las mujeres deben esperar hasta cuatro meses tras el parto para conocer si su problema de varices quedó en el olvido después de la gestación o si persistirá y será necesario un alivio de las varices.

Factores de riesgo

  • Los antecedentes familiares.
  • Profesionales que pasan muchas horas al día de pie y sin movilidad. Algunos ejemplos son: peluqueros, cocineros, cajeras de supermercados, etcétera.
  • El embarazo.
  • La vida sedentaria y sobre todo la obesidad o el sobrepeso.
  • Aunque el tabaco provoca efectos más nocivos sobre las arterias, fumar tampoco es aconsejable para proteger el funcionamiento correcto de las venas.

¿Sólo puedo sufrir varices en las piernas?

Evidentemente no. Podemos sufrir varices en cualquier zona del cuerpo. Por ejemplo, son habituales las varices esofágicas y gástricas. Son las más peligrosas porque el sangrado puede ser masivo y acabar con la vida de una persona.

Los pacientes que necesitan recibir diálisis pueden sufrirla ya que parte del tratamiento consiste en unir una vena con una arteria para limpiarle correctamente la sangre.

Las hemorroides no son otra cosa que varices. Son venas dilatadas sometidas a presiones diferentes a las de las piernas: por ejemplo, cuando nos sentamos provocamos una presión hacia el interior. También cuando el bolo fecal pasa a través del canal anal está comprimiendo estas venas e incluso puede llegar a producir una hemorragia o trombosis al romperlas.

Tratamiento

En los últimos años se han vivido avances espectaculares para el alivio de las varices. Hace solo unas décadas la única intervención posible era el Stripping o safenoctomía quirúrgica clásica. Esta técnica consistía en introducir una sonda para arrancar la vena safena que se prolonga desde el tobillo hasta la ingle.

Con la llegada de los ultrasonidos se dejó de practicar esta intervención tan agresiva y dolorosa. La aparición del Doppler y, posteriormente, el Eco-Doppler en blanco y negro y luego en color, supuso una auténtica revolución.

Estas ecografías permiten realizar unos diagnósticos más precisos de las dolencias y también prescribir unos tratamientos menos agresivos.

Actualmente existen dos tipos de tratamiento:

  • Los conservantes: Eliminan la vena mediante el uso del láser o la radiofrecuencia. Se introduce una sonda y se quema la propia vena desde el interior. Dentro de este tipo de tratamiento se encuentra la esclerosis de venas con la que se persigue el endurecimiento de la capa interna de la vena gracias a la inyección de un líquido que irrita el vaso sanguíneo provocando el efecto deseado.
  • Técnica CHIVA: (Conservación Hemodinámica de la Insuficiencia Venosa Ambulatoria). Persigue la disminución de la presión existente en el interior de la vena ligando las válvulas insuficientes. Se trata de dividir la columna que va desde el corazón hasta las piernas en varios tramos. Cada segmento soporta así la misma cantidad de presión y de esta forma la sangre no puede volver hacia atrás.

Consejos para paliar los efectos de la insuficiencia venosa

  • Poner en actividad la musculatura de las piernas. Unos gemelos fuertes son el mejor método para conseguir que la sangre retorne al corazón con normalidad.
  • Las posturas son también importantes: colocar las piernas más altas que el corazón tiene un efecto reparador para las venas que soportan menos presión.
  • Evitar el calor y la luz solar directa durante muchas horas, sobre todo en reposo.
  • No permanecer de pie durante largos periodos.
  • El agua fría en la zona afectada activa la circulación y nos ayudará a paliar los síntomas.
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