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Las legumbres, pilar de la dieta mediterránea y escudo contra la diabetes tipo 2

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Las legumbres son una gran fuente de aminoácidos y proteínas de origen vegetal que forman la base de la dieta mediterránea, considerada a nivel global como la más completa y saludable de todas las que existen.

Sus bondades a nivel nutricional son bien conocidas desde hace décadas, pero un reciente estudio acaba de confirmar, además, que su ingesta es una gran manera de prevenir la diabetes tipo 2. Y es que las propiedades de las legumbres son muy numerosas.

¿Qué nos aportan las legumbres?

Se consideran legumbres a las semillas de las plantas Leguminosas. Estas son las más comunes:

  • Alfalfa
  • Guisantes
  • Alubia o habichuela
  • Garbanzos
  • Habas
  • Lentejas
  • Altramuces
  • Cacahuetes
  • Soja
  • Algarroba
  • Almorta

Estas semillas son, por tanto, un alimento esencial para el buen funcionamiento del cuerpo humano por su contenido en:

  • Hidratos de carbono complejos.
  • Vitamina b.
  • Micronutrientes como el hierro, calcio, cobre, carotenoides, niacina y ácido fólico.
  • Fibra
  • Proteínas.

Además de estos componentes, las legumbres aportan pocas calorías y poseen un índice glucémico bajo, por lo que su ingesta reduce el colesterol, previene la aparición de problemas de obesidad, y combate otras patologías del tubo digestivo.

Una forma efectiva de evitar la diabetes tipo 2

Por si todas estas propiedades tan beneficiosas fueran pocas, recientes estudios han relacionado la ingesta de media ración diaria de legumbres con un menor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En concreto los datos reflejaron que las personas que consumían tres raciones semanales de legumbres tenían un 35% menos de posibilidades de desarrollar esta patología en comparación con las que sólo comían estas semillas una vez a la semana.

Consejos para cocinar las legumbres

Las abuelas suelen poner en práctica sus pequeños trucos a la hora de cocinar. Muchas veces pensamos que no tienen mucho sentido, pero estamos equivocados.

Todos hemos presenciado alguna vez como, anticipándose al menú del día siguiente, las personas más sabias del hogar ponían a remojar los garbanzos o las lentejas para cocinarlas al día siguiente.

La razón más evidente y culinaria es que de esa forma conseguían que las legumbres estuviesen más tiernas a la mañana siguiente, y así reducían sus horas de cocción. Pero hay otra causa que tiene que ver con la ciencia. Y es que remojar durante varias horas estas semillas consigue reactivar sus enzimas.

En resumen, si queremos disfrutar de las propiedades de las legumbres lo mejor es ponerlas en agua de 4 a 8 horas antes de cocinarlas y reducir el tiempo que las ponemos al fuego. De esta manera obtendremos un plato más fácil de digerir y conseguiremos absorber de manera más eficaz sus nutrientes.

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