Consejos prácticos para evitar el temido síndrome postvacacional
Con la llegada de septiembre, la reincorporación laboral y la vuelta al colegio llega el tan temido síndrome postvacacional. Un conjunto de molestias o síntomas que se agrupan en el proceso de readaptación a la vida diaria tras un periodo vacacional.
La depresión o el estrés ocasionado por el síndrome postvacacional puede mitigarse siguiendo consejos útiles en el regreso a la rutina.
¿A qué se denomina síndrome postvacacional?
El síndrome postvacacional no está considerado como una patología en sí. Es, más bien, un trastorno provocado por la readaptación a la vida rutinaria tras un periodo más o menos extenso de vacaciones.
El período en el que más se sufre este síndrome es el mes de septiembre tras los meses veraniegos de esparcimiento, playa, relajación y visitas a lugares agradables para pasar los días de descanso.
Suele durar hasta tres semanas, que se considera como el periodo estándar que tarda el organismo en volver a adaptarse a una nueva situación. Los síntomas propios del síndrome postvacacional tienen que ver con un malestar generalizado que, a menudo, suele desembocar en ansiedad y, en casos graves, depresión.
Síntomas comunes del síndrome postvacacional
Pasar de la playa y el chiringuito a la residencia habitual, trabajo y tareas diarias puede traer consigo un conjunto de síntomas que pueden variar de intensidad en cada caso. Los más comunes son:
- Sensación de tristeza y decaimiento
- Desmotivación
- Negatividad
- Poca productividad y descenso del rendimiento en cualquier actividad
- Apatía y falta de ánimos
- Irritabilidad
¿Cómo se evita el síndrome postvacacional?
Existen ciertas pautas que ayudan a superar el síndrome tras las vacaciones veraniegas. En general, y como recomendación genérica, la vuelta a la rutina debería ser progresiva y no de sopetón para conseguir así que la adaptación sea más eficiente.
- No apures
El primer consejo es que no apures hasta el último día para reincorporarte a tu vida normal. Es buena idea regresar al domicilio con aún varios días de vacaciones por delante porque así el día de la vuelta a las obligaciones laborales ya llevarás gran parte de la adaptación realizada.
- Ten paciencia con los horarios
Las vacaciones nos vuelven perezosos. Es un tiempo en el que no prestamos tanta atención al reloj y variamos el horario de comidas, sueño, etcétera. Cuando regreses a la dura realidad de tu vida diaria tienes que retomar tus franjas horarias poco a poco. La primera semana notarás que te cuesta algo más que de costumbre, pero en cuestión de días volverás a conseguir cuadrar tu vida.
- Vuelve al gimnasio y come sano
Si antes de hacer la maleta llevabas una vida sana y hacías ejercicio con regularidad, debes introducir de nuevo estos hábitos. El deporte y la nutrición ayudan al cuerpo a retomar viejas costumbres y más si le hacen tanto bien como la actividad física y los nutrientes que recibe de alimentos saludables.
- Disfruta del tiempo libre
El lado bueno de la vuelta a la rutina es que volverás a disfrutar de los días de descanso o los momentos de ocio. Sácale jugo a esos ratos que son para ti. Eso ayuda a estar concentrado cuando la actividad laboral, social o familiar lo requiera.
- No te propongas retos inalcanzables u objetivos no realistas
Un pensamiento que siempre nos acosa tras la vuelta de vacaciones es: “tengo que recuperar todo lo que no he hecho en el gimnasio” o “en unas semanas tengo que desprenderme de estos kilos de más”. Siendo estas premisas totalmente lícitas, no planifiques esos objetivos para que se cumplan cuanto antes. Los procesos llevan su tiempo, y en todas las áreas de la vida, la vuelta a la rutina requerirá de trabajo constante, pero sin sobrecargas innecesarias.