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La siesta: ¿hábito beneficioso o práctica perjudicial?

Dormir la siesta es beneficioso.

España es conocida a nivel mundial como el país de la siesta, una práctica muy extendida en nuestra cultura y que ha sido exportada a otras latitudes. Pero, no por ser muy habitual, está exenta de controversia. Muchos la defienden como un hábito beneficioso para la salud y otros no ven más que la excusa de los perezosos para sumar otro rato de sueño después de comer.

¿Qué hay de cierto acerca de la siesta? Muchos estudios sostienen que reposar la comida en el sofá reporta múltiples ventajas al organismo, mientras otros expertos señalan sus inconvenientes.

Beneficios de la siesta

La siesta es el sueño o descanso que se realiza después de comer. Esta actividad de descanso que se lleva a cabo tras el almuerzo sirve para mucho más que para reponer fuerzas, impulsar la recuperación cardiovascular o mejorar las capacidades cerebrales.

  • Recargar energía. Un buen rato de descanso tras la comida principal del mediodía es capaz de reportar al cuerpo un plus de energía para encarar lo que queda de jornada con fuerzas renovadas.
  • Impulso para el aprendizaje. La siesta consigue que el organismo vuelva a un estado de letargo semejante al sueño nocturno y esto se traduce en un cerebro mejor preparado para el aprendizaje y con más capacidades para memorizar.
  • Escudo ante las enfermedades cardiovasculares. Algunos estudios reflejan que aquellos que duermen siesta tienen hasta un 30% menos de posibilidades de morir de una patología cardiaca. Y esto es así porque el sueño reduce la presión arterial y disminuye el ritmo de los latidos.
  • Mejoras psicológicas. La siesta también es capaz de reducir la ansiedad, aplacar los nervios y mejorar las capacidades sensoriales. Es una especie de ‘reset’ cerebral que mejorará tu humor.
  • Relajación muscular. Si eres de los que sufre estrés y mucha tensión laboral, la siesta te ayudará a relajarte durante un rato.

¿Cómo es la siesta más adecuada?

Existen ciertas pautas que pueden convertir la siesta en un estado placentero y reparador con el objetivo de conseguir un buen descanso, y con él, múltiples beneficios para la salud.

  • Sin forzar. La siesta debería ser más una necesidad que una costumbre. Esto quiere decir que el día que tu cuerpo no te la pida, no es necesaria. Para que sus efectos reparadores aparezcan, la siesta se debe llevar a cabo a causa del cansancio o un estado de somnolencia que te incite a dormir un rato. Si acabas de descansar antes de comer, no se recomienda porque no reportará ninguna ventaja.
  • Lugar adecuado. Según en qué época del año nos encontremos, habrá que elegir un sitio u otro que sea más adecuado para echar la siesta. La temperatura, la postura y el silencio, son componentes vitales para conseguir un buen descanso diurno.
  • Complemento del sueño nocturno. La siesta empieza a ser negativa si te priva de un sueño reparador por la noche. Echarse un rato después de comer sirve para complementar el descanso nocturno, y por eso, no se aconseja que dure más de 20 minutos.
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