¿Cómo cambia la microbiota respiratoria con la llegada del frío?

La microbiota respiratoria es el conjunto de microorganismos —bacterias, virus y hongos— que habitan en las vías respiratorias superiores e inferiores. Estos microorganismos cumplen un papel clave en la defensa contra infecciones, el mantenimiento de la inmunidad y la salud general del sistema respiratorio.
Durante el otoño e invierno, el descenso de las temperaturas, el aumento de la humedad y los cambios en los hábitos de vida producen alteraciones significativas en la composición y equilibrio de esta microbiota. Estos cambios explican, en parte, el incremento de enfermedades respiratorias como la gripe, el resfriado común, la bronquiolitis y las exacerbaciones de patologías crónicas como el asma o la EPOC.
En este artículo exploraremos cómo el frío afecta a la microbiota respiratoria, por qué aumenta la susceptibilidad a infecciones y qué estrategias pueden ayudar a proteger nuestra salud respiratoria durante los meses fríos.
Microbiota respiratoria: el “escudo invisible” de nuestras vías aéreas
Al igual que la microbiota intestinal, la respiratoria forma una barrera de defensa natural. Sus funciones principales incluyen:
- Impedir la colonización de patógenos mediante competencia por nutrientes y espacio.
- Estimular la respuesta inmunitaria innata y adaptativa, preparando al organismo para responder eficazmente ante virus y bacterias invasoras.
- Regular la inflamación en las mucosas respiratorias para evitar respuestas exageradas, como las que ocurren en el asma.
Cuando este equilibrio se rompe —un fenómeno llamado disbiosis— se facilita el crecimiento de microorganismos nocivos como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o el virus respiratorio sincitial (VRS).
Factores climáticos que afectan la microbiota en otoño e invierno
Con la llegada del frío, varios factores influyen en la microbiota respiratoria:
- Descenso de la temperatura y aumento de humedad
El aire frío es más seco, especialmente en ambientes calefaccionados, lo que reseca la mucosa nasal y reduce la producción de moco. Esto debilita la barrera física que protege frente a microorganismos, facilitando su adhesión y proliferación.
Además, el frío puede alterar el equilibrio de especies bacterianas, favoreciendo la presencia de patógenos.
- Menor exposición solar y vitamina D baja
Durante el otoño e invierno disminuyen los niveles de vitamina D, nutriente esencial para la regulación de la inmunidad. Esto reduce la capacidad del organismo para mantener una microbiota equilibrada y responder a infecciones.
- Mayor permanencia en espacios cerrados
Pasar más tiempo en lugares cerrados y con poca ventilación aumenta la exposición a virus y bacterias transmitidos por otras personas. Esto puede introducir microorganismos externos que alteran la composición de la microbiota respiratoria.
- Cambios en la dieta y estilo de vida
La alimentación menos variada y el menor consumo de frutas y verduras durante el invierno pueden afectar la microbiota, reduciendo la diversidad bacteriana y debilitando la defensa natural.
Consecuencias de la disbiosis respiratoria en meses fríos
Cuando la microbiota se desequilibra, aumentan los riesgos de:
- Infecciones respiratorias agudas como resfriados, gripe y neumonía.
- Exacerbaciones en pacientes crónicos, por ejemplo, crisis asmáticas o brotes de EPOC.
- Mayor inflamación local, que provoca síntomas como congestión, tos y producción excesiva de moco.
- Disminución de la eficacia de vacunas respiratorias, debido a una respuesta inmunitaria debilitada.
Un estudio publicado en Nature Microbiology mostró que durante el invierno aumenta la proporción de bacterias patógenas en la nasofaringe, mientras que la diversidad bacteriana protectora disminuye, favoreciendo la propagación de virus respiratorios.
Estrategias para proteger la microbiota respiratoria en invierno
Aunque no podemos controlar la temperatura ambiental, sí existen medidas para fortalecer nuestra microbiota respiratoria:
- Mantener una buena hidratación: beber suficiente agua ayuda a conservar la mucosa nasal húmeda y funcional.
- Optimizar la dieta: consumir alimentos ricos en antioxidantes, probióticos y vitamina D, como yogur natural, kéfir, pescado azul y verduras de temporada.
- Vacunación preventiva: la vacuna contra la gripe y otras inmunizaciones reducen la probabilidad de infecciones que alteren la microbiota.
- Ventilar los espacios cerrados: abrir ventanas al menos 10 minutos al día para disminuir la concentración de patógenos en el aire.
- Evitar el abuso de antibióticos: su uso inadecuado destruye bacterias beneficiosas y favorece la disbiosis.
- Lavado nasal con solución salina: ayuda a limpiar la mucosa y restablecer el equilibrio microbiano.
La microbiota respiratoria desempeña un papel fundamental en la salud de nuestras vías aéreas. Durante el otoño e invierno, factores como el frío, la baja humedad y los cambios en el estilo de vida pueden alterar su equilibrio, aumentando el riesgo de infecciones y enfermedades respiratorias.
Adoptar hábitos saludables, como una buena alimentación, hidratación adecuada y vacunación, es clave para proteger este delicado ecosistema microbiano y mantener nuestras defensas fuertes durante los meses más fríos del año.
Neumología