Golpe de calor en niños: síntomas de alarma y cómo prevenirlo
Durante los meses de verano, las altas temperaturas, la exposición prolongada al sol y la actividad física intensa en exteriores incrementan el riesgo de golpe de calor en la infancia. Aunque disfrutar del mar o la piscina es saludable y divertido, es crucial que padres y cuidadores estén informados sobre los síntomas de alarma, la hidratación adecuada y las medidas preventivas según la edad del niño.
¿Qué es un golpe de calor?
El golpe de calor es una emergencia médica causada por un fallo en los mecanismos de termorregulación del cuerpo. En niños, ocurre cuando la temperatura corporal supera los 40 °C y el organismo no puede disipar el calor eficientemente, lo que puede llevar a consecuencias graves si no se trata a tiempo.
Síntomas de alarma del golpe de calor
Los signos más frecuentes de un golpe de calor incluyen:
- Fiebre elevada (por encima de 39,5–40 °C)
- Piel seca, caliente y enrojecida (sin sudor)
- Dolor de cabeza, náuseas o vómitos
- Mareo o confusión
- Irritabilidad o somnolencia excesiva
- Pulso acelerado
- Pérdida de conciencia o convulsiones (en casos graves)
Ante la aparición de uno o más de estos síntomas, se debe retirar al niño inmediatamente del sol, iniciar maniobras de enfriamiento y acudir urgentemente a un centro médico.
Hidratación: la clave para prevenir
La deshidratación es una de las principales causas que predisponen al golpe de calor. En verano, los niños pierden agua no solo por el sudor, sino también al jugar, correr o bañarse. Algunas recomendaciones:
- Ofrecer agua con frecuencia, incluso si el niño no tiene sed.
- Evitar bebidas azucaradas o con cafeína.
- En actividades prolongadas al aire libre, pueden añadirse soluciones de rehidratación oral o bebidas isotónicas, especialmente en adolescentes.
Vestimenta y exposición solar
La ropa adecuada es un elemento esencial:
- Usar ropa ligera, transpirable, de colores claros y de tejidos naturales como el algodón.
- Sombreros de ala ancha y gafas de sol homologadas para proteger la cabeza y los ojos.
- Aplicar protector solar de amplio espectro (FPS 30 o más), 30 minutos antes de la exposición y reaplicar cada 2 horas.
Evitar la exposición al sol entre las 12:00 y las 17:00 horas, cuando la radiación UV es más intensa. En ese horario, lo ideal es buscar sombra o permanecer en lugares frescos.
Recomendaciones según la edad
Lactantes (0-12 meses)
- Son especialmente vulnerables: no pueden regular bien su temperatura ni expresar sed.
- Evitar completamente la exposición directa al sol.
- Hidratación a través de la lactancia (materna o artificial) frecuente.
- Mantenerlos en ambientes frescos, bien ventilados o con ventiladores indirectos.
Escolares (1-10 años)
- Controlar los tiempos de juego al aire libre.
- Fomentar pausas frecuentes para beber agua y descansar a la sombra.
- Enseñarles a identificar señales de alerta: mareo, sed intensa, debilidad.
Adolescentes
- Tienden a subestimar los riesgos y a exponerse voluntariamente al sol o al deporte intenso.
- Informar sobre la importancia de beber líquidos antes, durante y después de la actividad física.
- Advertir sobre el uso excesivo de bebidas energéticas y el alcohol, que deshidratan más.
El golpe de calor se puede prevenir con medidas sencillas y vigilancia activa. La educación a padres y niños es fundamental para disfrutar del verano con seguridad. Desde Hospital Ochoa recomendamos consultar al pediatra ante cualquier duda y recordar que, ante el calor, prevenir siempre es mejor que curar.
Pediatría