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Otoño y las enfermedades en los menores

Aunque la Costa del Sol Occidental goza de un clima suave durante prácticamente todo el año, otoño es la estación en la que se producen los cambios de temperatura más bruscos, lo que conlleva a que hagan aparición la mayor parte de las enfermedades que afectan a las vías respiratorias sobre todo en bebés y menores de dos años.

El otoño coincide además con el inicio del periodo escolar y el incremento de algunas patologías. En el caso de los más pequeños, el inicio de la guardería incrementa la probabilidad de contraer enfermedades comunes, siendo los meses de septiembre y octubre los de mayor riesgo. Por lo general se tratan de patologías víricas o que forman parte del desarrollo del menor como catarros, resfriados y diarreas.

Estas dolencias no requieren un tratamiento especial y el menor se recupera con medidas de mantenimiento.

Entre los factores que favorecen la aparición y agravamiento de las enfermedades típicas del otoño, y también del invierno, se encuentran los cambios bruscos de temperatura, un sistema inmunitario debilitado, la contaminación de las ciudades por el humo del tabaco y la polución, así como la masificación de los jardines infantiles y los centros comerciales.

Enfermedades respiratorias más frecuentes:

  • Resfriado común: es la más frecuente de las enfermedades respiratorias, por su fácil contagio. En menores puede darse incluso de ocho a diez episodios al año. En aquellos niños que no superan los dos meses se recomienda especial cuidado con los que no han sido alimentados con leche materna. Los síntomas son leves: tos, congestión nasal, temperatura moderada, y en ciertos casos dolor en el oído y decaimiento. Es una enfermedad relativamente benigna y suele pasar sin necesidad de mayores cuidados.
  • Gripe: es una de las más contagiosas y severas. Puede complicarse con bronquitis y neumonía, virus mucho más agresivos. Aparece cuando el paciente tiene la fiebre muy alta, compromiso respiratorio, congestión nasal de oídos y decaimiento, además de sensación de ahogo y malestar severo. Los más pequeños suelen presentar nauseas y vómitos que podrían deshidratarlos. Las vías de contagio son a través de las gotas de saliva y los estornudos. La recuperación se consigue con reposo e ingesta de mucho líquido, salvo que se complique con una infección bacteriana. Con tales síntomas se aconseja la visita al pediatra.
  • Bronquitis: la provoca un virus respiratorio, que afecta en especial a los niños menores de dos años. No es tan contagiosa como la gripe pero individualmente resulta más compleja y grave. Afecta a los bronquiolos inflamándolos. Se manifiesta con mucosidad, que produce en el afectado dificultad respiratoria, vómitos y pérdida de apetito. En ocasiones, los menores requieren un seguimiento y deben quedar ingresados. Cuanto más pequeño sea el menor más preocupante será, llegando a ser necesario los cuidados intensivos en prematuros.
  • Laringitis: provocada por la inflamación de la laringe, una de las zonas más estrechas de las vías respiratorias, y provoca la obstrucción del conducto impidiendo el paso hasta los pulmones. Los síntomas son similares a los resfriados junto a una voz ronca “de perro”, afonía y dificultad respiratoria. Requiere tratamiento de urgencia con nebulización, y es común por la noche.
  • Faringitis: producida por la inflamación de la faringe, acompañado de irritación de garganta, ganglios inflamados, fiebre, congestión nasal, y dolor de cabeza. En muchos casos suelen ser víricas pero deben ser valoradas por el pediatra.
  • Otitis: es la inflamación del oído. El menor puede contraer esta enfermedad en cualquier época del año, y afecta a menores de tres años y lactantes. La otitis es una complicación de la gripe que puede presentarse con fiebre, nauseas, vómitos, dolor de cabeza y diarrea. La irritabilidad y el tocarse la oreja son síntomas que no puede hacer sospechar de esta patología. El tratamiento se basa en analgésicos, antiinflamatorios, y en ciertos casos antibióticos, no sin antes ser diagnosticado por el especialista.

Consejos para prevenir las enfermedades respiratorias. Aunque hasta ahora no se han descubierto fármacos que combatan directamente las enfermedades respiratorias virales, pero hay consejos que sirven para prevenirlas:

  • Lavarse con frecuencia las manos.
  • Lavar y desinfectar elementos de uso común como juguetes, biberones y utensilios de comida, cuando corresponda.
  • Evitar recintos cerrados y muy concurridos.
  • Evitar los lugares contaminados con el humo del tabaco, y ventilar frecuentemente los espacios donde permanece el niño.
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