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¿Qué le pasa a mi organismo cuando dejo de fumar?

Los cigarrillos perjudican la salud

El tabaquismo está relacionado con 1,7 millones de muertes anuales a nivel global. Un dato aún más alarmante: en España las muertes prematuras ocasionadas por el tabaco ascienden a 69.000, según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

Por tanto, nuestro organismo nos agradecerá de forma inmediata que nos alejemos de un vicio que reduce la esperanza de vida unos 10 años. ¿Qué cambios notamos cuando alejamos de nuestras vidas los cigarrillos? ¿Son inmediatas esas mejoras saludables?

¿Qué le pasa a mi organismo cuando dejo de fumar?

Cuando apartamos el tabaco de nuestro día a día el cuerpo va experimentando ciertos cambios beneficiosos que se hacen más visibles cuanto más tiempo pasemos sin inhalar humo. De hecho, la totalidad de los médicos aseguran que dar el paso de abandonar este nocivo hábito de por vida, nos garantizará una existencia más plena y saludable, además de longeva.

Primeras horas

Los fumadores que pasen un día sin encender un solo cigarrillo estarán reduciendo de forma significativa los niveles de monóxido de carbono de su sistema respiratorio, incluyendo los pulmones. Es en estas primeras horas cuando el deseo de volver a dar una calada se hace más persistente, aunque la recompensa por no hacerlo merece la pena: se recupera un porcentaje considerable del olfato y el gusto. Además, la ausencia de humos también se hace notar en la tensión arterial y el ritmo cardiaco, que vuelven a normalizarse.

Pasados 3 días

Si el fumador consigue rebasar las primeras 72 horas sin caer en la tentación de la nicotina, tendrá mucho camino recorrido en su objetivo de abandonar las cajetillas para siempre. En este tiempo su organismo ha podido deshacerse de los restos de sustancias adictivas como la nicotina. No habrá tanta suerte con otros derivados como el alquitrán, que pueden persistir en los tejidos respiratorios durante años.

Aunque parezca increíble en tan poco tiempo también reduciremos las probabilidades de sufrir un accidente cardiovascular o un infarto.

Pasados unos 15-20 días

Las personas que quieran dejar de fumar han de saber que sufrirán en estas primeras semanas el denominado síndrome de abstinencia. El tabaquismo se considera una adicción que posee una doble vertiente: la física y la psicológica; y debemos ser fuertes para resistir síntomas como:

  • Ansiedad
  • Mal humor
  • Cansancio
  • Agitación

Ocurre con frecuencia que las ganas de fumar permanecen en el tiempo, incluso durante meses, pero es seguro que irán disminuyendo si sabemos soportarlas con firmeza y paciencia.

Pese a que los inconvenientes parecen pesar mucho más que las ventajas, éstas son más silenciosas y a su vez beneficiosas para nuestra salud. En esta etapa mejoran poco a poco la resistencia al ejercicio físico, la circulación de la sangre y nuestra capacidad respiratoria.

Primeros 90 días

Tres meses después de haber lanzado la cajetilla de tabaco al cubo de la basura (contenedor azul), empezaremos a sentir que la tos y la falta de aire han remitido. También seremos capaces de realizar más actividad física con menos esfuerzo. Muchas personas aumentan de peso por la sencilla razón de que han eliminado de sus vidas la nicotina, un compuesto orgánico que tiene una gran capacidad para quemar grasa, pero que a cambio, daña todos y cada uno de los órganos del cuerpo.

Un año sin cigarrillos

La persona que consiga alejar de su vida los cigarrillos durante un año estará reduciendo a la mitad las probabilidades de sufrir una patología cardiovascular. Si abandonamos el tabaquismo de forma definitiva, a partir del quinto año tendremos las mismas probabilidades de sufrir un infarto cerebral que una persona no fumadora.

Una década de vida mucho más sana

10 años después, el tabaco no será más que un mal recuerdo y los riesgos de sufrir cáncer se reducen de forma drástica, en especial el de pulmón, con hasta un 50% menos de posibilidades.

En los años venideros también será mucho menos probable padecer cánceres como el de vejiga, esófago, garganta, ovario, etcétera.

¿Existe una edad en la que es más complicado dejar el tabaco?

Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar. Aunque esta manera de pensar está muy extendida entre gente de edad avanzada, nada está más lejos de la realidad.

Ya seamos adolescentes, adultos, o ancianos, nuestro cuerpo nos agradecerá de manera inmediata y radical que dejemos de tragar el humo de los cigarrillos. Estamos compuestos de células que poseen una increíble capacidad de reponerse de los daños en sólo unos años.

Consejos útiles para dejar de fumar

Algunos consejos son muy útiles para abandonar los cigarrillos para siempre:

  • Márcate una fecha para dejar el tabaco y cúmplela sin excusas.
  • Mantén tu mente ocupada.
  • Abandonar el hábito del tabaquismo requiere una pauta gradual.
  • Si tienes miedo a recaer, puedes usar sustitutos de la nicotina, bajo prescripción médica.
  • Aléjate de la tentación. Si es necesario cambiar ciertas rutinas, hazlo.
  • Prepara una lista de situaciones en las que te apetece fumar y evítalas.
  • Elimina el olor a cigarrillos de cualquier objeto que te rodee: ropa, muebles, coche, estancias, etcétera.
  • Y por encima de todos los demás consejos: desecha TODOS los cigarros que tengas. También los ceniceros y encendedores, que pueden evocarte el tabaco.

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