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La medicina interna: la importancia de la medicina de precisión

La especialidad de medicina interna ha evolucionado de manera meteórica en las últimas décadas. El doctor Francisco Martínez Peñalver cuenta con más de veinte años de experiencia profesional y ha visto evolucionar el diagnóstico, el tratamiento y la atención al paciente.

En su opinión, el médico internista puede asemejarse a un director de orquesta cuyo papel se antoja fundamental para lo que cada vez está más cerca de ser una realidad: una medicina personalizada que cure a cada paciente a través de un tratamiento individualizado.

¿Por qué la medicina interna sea quizás la rama menos conocida por la gente?

La medicina interna, hasta hace no mucho tiempo, estaba prácticamente relegada a los hospitales. Éramos los diagnosticadores y en la medicina privada existía la tendencia a buscar especialistas como los cardiólogos, endocrinólogos o nefrólogos, y los internistas quedaban en un segundo plano. Sólo se acudía a ellos cuando aparecían cuadros donde intervenían varios médicos a la vez, y todo se resumía en hablar con el internista para que pusiera en común los hallazgos de las otras especialidades.

Eso ha cambiado, y cada vez más, la gente conoce nuestra labor, en parte gracias a series de televisión como la del doctor House. La Sociedad Española de Medicina Interna, principalmente desde la aparición del Covid, ha dado un paso adelante y se ha volcado en la tarea de explicar a la sociedad a qué se dedican los médicos internistas.

¿Cómo podríamos definir el papel del médico internista en la sanidad?

Es una especie de director de orquesta que posee varios roles importantes. Cuando un paciente presenta patologías que afectan a varios órganos, el médico internista pone en común lo que nos comunican los especialistas de las otras ramas. Además, somos los diagnosticadores oficiales, por así decirlo. Somos ese último eslabón al que acuden los pacientes que no han podido conseguir un diagnóstico preciso de lo que le ocurre, pero también servimos de soporte al resto de especialidades cuando tienen alguna necesidad. Otro campo en el que desarrollamos nuestra labor es en el de las enfermedades infecciosas.

¿Ha cambiado mucho la medicina interna en las últimas décadas?

Totalmente. Cuando yo comencé la especialidad en el año 2004 la medicina interna era típica de profesores que se sabían el libro de memoria, pero que de alguna forma no sabían a qué atenerse en cuanto aparecía cualquier dolencia que no estuviera ya prevista en esa literatura médica.

En los últimos 20 años la especialidad ha avanzado mucho y, actualmente, se realizan multitud de pruebas diagnósticas como las ecografías. Eso hace dos décadas era algo impensable. Se puede decir que nos hemos modernizado hasta convertirnos en una de las especialidades que más ha publicado y empujado en la generación de conocimiento médico.

¿La medicina personalizada es el futuro?

Absolutamente sí. Tenemos que entender que venimos de una medicina globalizada en la que se han establecido unos estándares de salud que pueden ayudar a toda la población, pero es cierto que hemos llegado a un punto donde la tecnología y la inteligencia artificial nos permiten personalizar al máximo la atención sobre el paciente. Un punto clave radica en que la misma enfermedad no afecta de la misma forma a todas las personas.

El reto está en decidir si usamos una medicina tradicional en la que tratamos a todos los pacientes siguiendo el mismo esquema o dar el salto hacia una asistencia médica de calidad a través de la personalización. Es verdad que ahí entran en juego otros valores como la empatía y el conocimiento de la innovación, pero está claro que la medicina personalizada tiene que distinguir al médico que quiera brindar un plus con respecto a lo que ya existe.

¿Qué metas se plantea la especialidad de cara al futuro?

La medicina interna debe seguir con la aplicación de toda la innovación que está surgiendo. Como comentaba antes, ahora, además del fonendoscopio usamos la ecografía como técnica exploratoria, y eso es sólo un ejemplo de lo que avanza la especialidad. Eso va a ser un salto de calidad en el futuro. Creo que la docencia de otras especialidades en enfermedades nuevas como el SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado) es algo que nos está haciendo mejorar mucho. Otro ejemplo de innovación es la terapia del reemplazo hormonal, tema tabú en Europa, pero no en Estados Unidos. Hemos adquirido el conocimiento de cómo aplicarla y ahora se lo enseñamos a otros especialistas.

¿Cómo trabaja en el día a día el Servicio de Medicina Interna de Hospital Ochoa?

Somos un equipo joven que nos dedicamos a revisar a diario a todos los pacientes hospitalizados (la gran mayoría son quirúrgicos), nos encargamos de que su medicación previa esté totalmente armonizada con la que se les administra en planta, de su estabilidad durante todo el proceso tras la intervención y ofrecemos un apoyo de 24 horas al día a las Urgencias.

Además, en Consultas Externas llevamos a cabo el seguimiento de los pacientes que han abandonado la planta y aquellos de Urgencias cuya situación también lo requiera por su complejidad. El objetivo es apoyar al hospital donde el médico internista puede ofrecer un paso más de calidad en la asistencia.

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